jueves, 21 de abril de 2016

Nuevas investigaciones

Fuente: Investigación y Ciencia-Mente y Cerebro, “Las emociones, cemento del recuerdo”, Martial Van Der Linden y Arnaud D´Argembean.

Según investigaciones realizadas en las Universidades de Lieja y de Ginebra, las emociones se adhieren a los recuerdos, en cambio los acontecimientos neutros, que no movilizan ninguna emoción se olvidan y no influyen en la personalidad
Los acontecimientos positivos son los que principalmente movilizan emociones y los que incluyen mayor cantidad de estímulos sensoriales relacionados con el ambiente, como la vista, el oído y el olfato. Las experiencias emocionales perduran y se conservan nítidas por mucho más tiempo.
Las emociones estructuran la memoria y actúan en forma selectiva, manteniendo algunos recuerdos y otros no, según sea el estado de ánimo. La emoción realza los recuerdos, les da consistencia y vivifica las imágenes del pasado. Estos recuerdos sirven para darle estructura a la identidad, actuar de manera coherente, tomar decisiones y poder proyectarse en el futuro.
Se recuerdan con preferencia los sucesos emocionalmente significativos que le dan sentido a la existencia. Los recuerdos emocionales que más tiempo permanecen en la memoria son los relacionados con el si mismo y no ocurre lo mismo con los que se refieren a otras personas. El recuerdo está asociado a una función cerebral (que resulta de las conexiones sinápticas entre las neuronas) y una facultad psíquica (la capacidad para retener el
pasado).
El concepto de recuerdo también se utiliza para nombrar al objeto que se regala como símbolo de afecto o a la cosa que se conserva para recordar a una persona o un suceso. ---> METÁFORA (estar en lugar de otra cosa).
En el ámbito de la memoria, el proceso de recuperación o recuerdo consiste en la evocación de sucesos, eventos o información almacenada en el pasado. Desde el punto de vista del procesamiento de la información, este es uno de los tres procesos principales de la memoria, junto a la codificación y al almacenamiento. Existen tres tipos principales de recuerdo: el recuerdo libre, el recuerdo con pistas y el recuerdo serial. Estas formas de recuerdo se han estudiado desde el campo de la psicología como un modo de comprender el funcionamiento de los procesos memorísticos en humanos y otros animales.
La motivación es un factor que estimula a las personas para desempeñar con éxito las tareas inmediatas. Puede presentarse como un incentivo, o como el miedo al fracaso personal. Por tanto, cualquier forma de motivación puede favorecer una mejor recuperación de la información.
Los efectos de la dependencia del contexto en la recuperación de la información suelen interpretarse como una prueba de que las características del ambiente se codifican como parte de la huella de memoria, y pueden utilizarse para mejorar el recuerdo del resto de información aprendida en ese contexto. En otras palabras, el recuerdo puede mejorar cuando las condiciones ambientales son similares en las fases de aprendizaje y de evocación de la información. Las pistas contextuales parecen ser de importancia en la recuperación de información significativa aprendida recientemente.
A menudo, incluso tras varios años, estados mentales que han estado presentes en la conciencia regresan a ella de forma aparentemente espontánea y sin que medie ningún acto de voluntad; esto es, se reproducen de forma involuntaria. Además, en la mayoría de los casos reconocemos ese estado mental como algo que hemos experimentado anteriormente, esto es, lo recordamos. No obstante, bajo ciertas condiciones, se da una ausencia de este conocimiento, y sólo sabemos de forma indirecta que el "ahora" debe ser idéntico al "entonces". Una observación más detallada nos enseña que la ocurrencia de estas reproducciones involuntarias no es enteramente aleatoria o accidental. Al contrario, surgen como consecuencia de la mediación de otras imágenes mentales que se encuentran presentes de forma directa. Además, tienen lugar de acuerdo a ciertos patrones regulares que, en términos generales, se describen por las llamadas «leyes de asociación».
La recuperación involuntaria de la memoria autobiográfica tiene lugar de forma espontánea como resultado de la presencia tanto de claves sensoriales como de claves internas, como pueden ser los pensamientos o las intenciones. Estas claves o pistas nos influyen en nuestras vidas diarias activando de forma constante y automática recuerdos inconscientes a través del mecanismo de primado o priming. Se ha demostrado en muchas investigaciones que nuestras metas e intenciones específicas provocan frecuentemente la recuperación involuntaria de eventos autobiográficos relacionados. La segunda causa más frecuente de este fenómeno son las claves ambientales presentes en el entorno circundante. Los recuerdos autobiográficos que no están relacionados con claves específicas, ya sean internas o externas, son los que tienen lugar con menor frecuencia.
La recuperación involuntaria de la memoria semántica tiene lugar del mismo modo que la anterior. No obstante, los recuerdos que se elicitan no conllevan un trasfondo personal, y a menudo se consideran de índole trivial, pudiendo tratarse de palabras, imágenes o frases aleatorias. Este tipo de recuperación involuntaria de recuerdos puede tener lugar como consecuencia de una propagación de la activación, donde palabras, pensamientos y conceptos activan recuerdos semánticos relacionados. Se cree que la propagación de la activación puede tener lugar a lo largo de un periodo de muchas horas, días, o incluso semanas antes de que emerja un recuerdo semántico aleatorio.
Los falsos recuerdos son el resultado de creencias persistentes, sugestiones que parten de figuras de autoridad o transmisiones de información falsa. La exposición repetida a este tipo de estímulos pueden influir en la reorganización de los recuerdos de una persona, afectando a los detalles o implantando falsas, aunque vívidas, versiones de un hecho. La explicación a este fenómeno suele residir en un error a la hora de identificar la fuente de la información, de manera que una persona puede recordar hechos específicos, pero no es capaz de identificar correctamente la fuente de ese conocimiento, posiblemente debido a la pérdida de la asociación entre los hechos episódicos (eventos específicos) y los semánticos (basados en conceptos abstractos, esenciales) que se encuentran almacenados en su memoria. Un ejemplo particular de este fenómeno es la criptomnesia o amnesia de fuente, una suerte de plagio involuntario por el que una persona tiene la creencia de haber generado una idea original, cuando en realidad se trata del recuerdo de algo aprendido con anterioridad.
Los falsos recuerdos también pueden ser explicados por el
efecto de generación, un fenómeno observable por el que una exposición repetida a una creencia, sugerencia o falsa información se recuerda cada vez mejor con cada generación subsecuente. Esto puede relacionarse con el efecto de desinformación, por el que el informe del testigo ocular de un acontecimiento puede estar influenciado por el informe que haya realizado otra persona acerca de ese mismo acontecimiento, o por las sugerencias que le puedan llegar por parte de alguna figura de autoridad. También se cree que este tipo de influencias pueden darse en los casos en los que se intenta recuperar, mediante la hipnosis, recuerdos reprimidos como consecuencia de un shock postraumático. En estos casos puede darse la circunstancia de que los recuerdos «aflorados» sean completamente falsos, o contengan detalles específicos que no sean sino el resultado de un proceso de sugestión llevado a cabo por el terapeuta.
Los neurocientíficos suelen clasificar los recuerdos en dos tipos: declarativos y no declarativos. Los recuerdos declarativos son temas que sabemos que recordamos, como el olor de una comida o lo que sucedió ayer por la tarde. Mientras que los no declarativos son asuntos que sabemos sin pensar conscientemente en ellas, cómo andar en bicicleta.


















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