jueves, 21 de abril de 2016

Acerca de la propuesta temática

Nuestro tema consiste en cómo los diferentes estímulos sensoriales pueden traer al “presente” los recuerdos de experiencias  de una persona. Al mismo tiempo, según el impacto del estímulo, esos recuerdos se pueden llegar a transformar, ya que uno los cree acabados cuando en realidad están en constante regeneración.
Para comprobar esto, hemos investigado cómo funciona fisiológicamente la memoria en el cerebro humano.
La memoria se almacena de forma selectiva de acuerdo a la atención que se ponga ante el evento sensorial. Es un sistema de interconexiones de neuronas a manera de red, que se dan mediante impulsos eléctricos. Las conexiones entre las células cerebrales no son permanentes, sino que conexiones nuevas forman nuevos patrones dando así el origen de nuevas memorias.
La memoria se da mediante tres fases. Una primera fase de codificación (recepción de la información); una segunda fase de almacenamiento (se realiza el registro permanente de la información); y una última fase de recuperación (se recuerda la información).
Los recuerdos son imágenes. Representamos un acontecimiento pasado. El recuerdo es una estructura común entre la memoria y la imaginación, que tiene lugar en nuestra mente la representación de algo ausente.
Una vez que llega el estímulo sensorial, 300 milisegundos después una neurona dispara un impulso eléctrico y ese es el tiempo durante el cual la neurona se activa para la formación de memoria.

Cuando un recuerdo vuelve a la memoria, comienza el proceso desde el principio, creando nuevas proteínas para la comunicación de las neuronas cerebrales. Entonces es común que un recuerdo se mezcle con el presente o con otras experiencias vividas, debido a que nuestros recuerdos cambian con las vivencias que tengamos desde ese momento que sucede aquello que recordaremos luego; agregándole componentes o restándole importancia. 

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